Poner sentimientos en palabras a veces cuesta un mundo y, sin embargo, es uno de los mayores regalos que podemos hacer a alguien querido. Para que no se las lleve el viento, escribirlas es una buena opción.
Claro que no dejan de ser palabras. El otro día comentaba a mi compañero de camino que hace ya mucho tiempo que un «te amo» se me quedó muy corto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario